Milagro en Alajuelita

German Rodríguez sobrevivió a dos balazos explosivos en su cabeza, afirma que fue un milagro de Dios

  • “Hoy sí estoy listo para la muerte” asegura ahora la víctima, quien venció los pronósticos médicos. 
  • Familiares del joven se opusieron a que los medios de comunicación publicaran malas noticias sobre él, creían por un milagro.

 

El sector de Alajuelita es llamado uno de los más conflictivos del país. Balaceras, asaltos, grupos organizados, drogadicción entre otras cosas, hacen que los ya famosos Barrios del Sur sean constantemente mencionados en las secciones de sucesos de los diarios nacionales.  Inmersos en la oscuridad de este ambiente, casos como el de German Rodríguez Calvo marcan una luz de esperanza y buenas noticias en medio de las circunstancias.

Creció en medio de este cantón como cualquier otro niño de esta zona, su vida parecía ser una historia “normal” trazada por el entorno cultural del lugar. En su adolescencia al cursar el octavo año de la secundaria fumaba marihuana todos los días. Vendiendo su ropa y asaltando sin derramar sangre conseguía junto con sus amistades la cuota de su adicción. Fue en ese tiempo donde vivió un episodio amargo en su vida que lo hizo dejar el estudio a causa del maltrato físico por parte de su padre. Él, años después abandonó a su madre dejando a German como el hombre de la casa.

Rodríguez había formado una familia. Su madre, esposa y su hijo vivían bajo el mismo techo. A sus veinte años era alcohólico, había probado el crack y todo tipo de drogas. Se autonombraba “drogadicto social”. Frecuentaba alcohólicos anónimos y una iglesia de la localidad para mantener a sus parientes en paz. Al ser proveedor de su hogar sentía el derecho de ir a su “segunda casa”, el bar donde consumía la mayoría de su tiempo.

El domingo 8 de agosto del 2010, era como todos los años una fecha especial para la familia creyente. En su iglesia celebraban la Fiesta de los Tabernáculos, donde se reunían hasta horas de la tarde a compartir en el templo. German por otro lado se las ingenió para ir ese día al bar donde cada domingo él se reunía sin saber que ese preciso día marcaría un antes y después en su historia.

Eran aproximadamente las 4:30 de la tarde. Yo caminaba cerca del Liceo de Alajuelita cuando escuche una moto acercándose, dos individuos con casco cerrado y lentes oscuros me encañonaron para asaltarme. Me pidieron que les diera todo. Al intentar quitarme el abrigo se me quedo pegado y a escasos centímetros me dispararon en la frente y caí al suelo” cuenta la víctima. Una vecina del lugar testifica haber visto el segundo impacto a quema ropa en la cabeza de German. Sin duda alguna dispararon a matar.

Paramédicos que llegaron al lugar cuentan que al ver el violento ataque decidieron darle atención médica por compromiso al público, ya que la masa encefálica de la víctima alcanzaba la calle. Para la sorpresa de todos, el pulso de la víctima comenzó a responder. German fue trasladado al Hospital San Juan de Dios en estado de emergencia. Para ese momento lo único que podía salvar su vida era un milagro y eso fue exactamente lo que sucedió.

Los médicos intervinieron al paciente logrando mantenerlo con vida. Sin embargo, el diagnóstico para Rodríguez eran 72 horas de vida. Su cerebro estaba prácticamente deshecho. Sorprendentemente a pesar de que adquirió también una bronconeumonía a causa de una bacteria en la traqueotomía realizada, duró en coma sólo 22 días. Al despertar, las únicas palabras de los doctores eran que iba a quedar en estado vegetal, que no recobraría la conciencia ni se levantaría de la cama nunca más.

Por otro lado los familiares de German durante todo este proceso no desfallecieron en la oración ni permitieron a los medios de comunicación publicar malas noticias sobre él. Su fe era un milagro y así fue, pues poco a poco fue recuperando su conciencia a través de fotos. Después de un proceso paralítico en una cama, decidió perdonar a sus agresores, donde comenzó una recuperación sobrenatural como el resto de su historia. Meses más tarde pasó de la cama a la silla de ruedas, luego a una andadera, después a un bastón, hasta poder caminar sin ayuda.

“Actualmente me considero una persona transformada por el Espíritu Santo, Dios me devolvió el trabajo y el congregarme. Ayudo en un centro de restauración para drogadictos y constantemente salgo a lugares a compartir mi testimonio. He visto adictos, sicarios y satánicos convertirse a Cristo. Ahora doy de gracia lo que recibí de gracia” cuenta el hombre que venció la muerte.

German aún conserva la epicrisis y las pruebas físicas del milagro, aunque considera que la mejor prueba de la existencia de Dios es su propia vida. Buenas noticias como esta devuelven la fe a muchas personas que viven en estos entornos. Él concluyó sus palabras con la siguiente frase: “no esperemos que el evangelio de Cristo nos entre a balazos”. Si desea contactarlo para compartir su testimonio puede llamar al 8806-6615.


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