¿Cuántos de nosotros hemos estado al frente de equipos de trabajo, ya sea en el ámbito de la iglesia, la adoración, las artes u otros, y terminamos desanimados (y las personas que trabajan en nuestro equipo también) porque no llegan los resultados que esperábamos?
A continuación, compartiré 3 principios claves que nos pueden ayudar a desarrollar un liderazgo inteligente para obtener los resultados que deseamos y disminuir nuestra frustración junto con la de nuestros equipos.
- Conozcamos a nuestro equipo:
Es posible que en algún momento hayamos asignado a una persona a dirigir una reunión que al final no fue productiva o que le hayamos dado una tarea o proyecto a alguien y no hayamos visto ningún avance.
Parte fundamental del trabajo de un líder es conocer más a las personas con las que trabaja, para esto, debe ser intencional y dedicar tiempos específicos para conocer mejor a los integrantes de su equipo.
Dentro de los aspectos importantes a conocer sobre las personas pueden ser, el estrato familiar, las habilidades, las debilidades, las fortalezas, los pasatiempos, las expectativas, el nivel de escolaridad, la cantidad de tiempo con la que cuenta para trabajar con nosotros, entre otros.
Una vez que hayamos invertido en conocer a los miembros de nuestro equipo, podemos pasar al siguiente principio clave.
- Asignemos a las personas correctas:
¿Le ha pasado a usted que le han asignado una tarea para la cual no se siente motivado porque simplemente no es algo que le apasiona o le llame la atención.
Debemos ser claros. No todos somos buenos en todo (Lea 1 Corintios 12).
Tomar el tiempo para conocer a nuestra gente nos da el criterio necesario para ubicarles y asignarles tareas en las que sabemos que obtendrán buenos resultados.
Además, esto les ayudará a sentirse bien porque sabrán que la tarea asignada se puede llevar a cabo porque existe la motivación necesaria y la capacidad para realizarla.
Un liderazgo inteligente ubica a la gente donde tiene las habilidades y existe la motivación para trabajar.
- Seamos equilibrados:
Este principio nos indica que la persona está primero. A veces, con tal de lograr los objetivos establecidos, metemos a los miembros de nuestro equipo en sistemas de trabajo donde olvidamos que cada uno de ellos tiene vida propia, trabajo, familia, amigos, olvidando que necesitan tiempo para ellos mismos también.
Sí. El liderazgo inteligente promueve el logro de objetivos, el compromiso, la responsabilidad y el servicio, pero siempre respeta el tiempo de las personas y, sobre todo, el tiempo que puedan dedicar a sus familias.
Fracasamos con toda seguridad al tener equipos ¨fuertes¨ si tenemos familias débiles utilizando la excusa de que estamos trabajando para Dios.
En resumen, conocer a nuestra gente, asignar a las personas correctas y respetar el equilibrio hará que nuestro trabajo en equipo tenga mejores resultados y sea más gratificante para todos.
Si deseas conversar más sobre este tema, puedes escribirme a:
alonso.pacheco@ciudaddedios.com
Twitter: @alonsopv

Alonso Pacheco

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- Liderazgo Inteligente - febrero 3, 2017
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