Mateo 6:25-34… “Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.”
Vivimos en un mundo donde las cosas se ponen cada día más difícil; sin embargo, en vez de acercarnos más a Dios lo que hacemos es que nos independizamos, día a día nos damos cuenta que nuestras fuerzas se van desgastando por querer hacer las cosas con nuestros propios métodos sin la ayuda de nuestro Dios, y no solo nos agotamos, nos estresamos, nos afanamos sino también que no obtenemos los resultados que deseamos, haciéndose cada vez más frustrante, luchamos por algo en alguien cuyo resultado nunca es el que esperamos.
El estrés es un arma que satanás ha utilizado por mucho tiempo para quitarle la prioridad a Dios en nuestras vidas. Jesús nos explica el lugar que quiere ocupar ciertas actividades en nuestras vidas, refiriéndose a la búsqueda afanada de cosas terrenales.
Cuando Jesús se refiere a la comida y al vestido con esto Jesús no decía que era malo, ni que tampoco era pecado, ni que no era importante, Jesús hacia énfasis al lugar que le estamos dando en nuestro corazón, “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Si Jesús dice que las añadirá, es porque son importantes, pero Jesús claramente dice: estas cosas, aunque sean buenas y necesarias no le pueden quitar la prioridad a Dios.
En mí pensar humano son tres actividades importantísimas y de uso primario, y Jesús nos dice: ¿no nos afanemos? Con esto Jesús nos daba a entender que si estas cosas son importantísimas en nuestras vidas, Dios es más importante todavía. Mira con cuales cosas Dios compara su valor, dando a entender que su lugar es innegociable.
En el diario vivir nos afanamos por muchas cosas, muchos estudian para cumplir un sueño de ser profesional, otros trabajan en exceso para sustentarse, otros se invierten en su familia, entre otras cosas. Todo esto es muy bueno e importante, incluso si estas cosas las llevamos a cabo teniendo en primer lugar a Dios serían perfectas, el único problema es cuando estas cosas le quitan el primer lugar a Dios en tu corazón, porque cuando algo empieza a competir con Dios en tu corazón es porque un ídolo está a punto de entronarse.
El orden de Dios siempre va a ser:
1) Dios (su reino y su justicia).
2) Tu familia (tu matrimonio e hijos).
3) Tu sustento económico (Trabajo).
Recordando siempre que del primer lugar dependerán las demás áreas de nuestra vida. Sé que si dejas que el Señor lleve tus cargas te será más fácil avanzar con Él y descansar todos los días haciendo Su Voluntad, establece tu orden y que jamás sea removido en el nombre poderoso de Jesús, amén.

Ana Fonseca

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