El deseo del Señor continuamente es manifestar su gloria dentro de su pueblo. Él se deleita en derramar su presencia sobre nuestras vidas. Pero uno se puede preguntar, ¿cómo es que se describe la gloria de Dios? La Escritura nos enseña que la gloria de Dios es su divina presencia manifestada en una manera real y genuina. Es cuando El decide revelarse en toda su riqueza, esplendor, honor y belleza. ¡Nada se compara a la gloria de Dios! Algo poderoso sucede cuando la gloria de Dios inunde nuestra vida!
Es por esta razón que Hageo desafiaba al pueblo a reedificar la Casa del Señor. El profeta Hageo reconocía que el propósito primordial porque el templo debería ser reedificado era para que la Gloria de Dios habitara en medio de ellos. La promesa de Dios era muy clara, “La futura gloria de este templo será mayor que su pasada gloria” (NTV). La belleza del tempo iba consistir en que la presencia real de Dios habitaré en sus medios. ¡Fuera de esto, solo iba ser un edificio! La presencia de Dios era lo que iba ser la diferencia.
Hoy día este es el propósito primordial porque edificamos, ¡todo lo que deseamos es que Dios habite en nuestros medios! Sin su gloria en nuestros medios no habrá resultados, fruto, ni éxito en lo que hacemos. Por más que nos esforcemos para hacer y avanzar, al fin del día fracasamos. Es solo su presencia la que traerá provisión y bendición a nuestras vidas. Es por esta razón que debemos comenzar este día a reedificar nuestras vidas, familias y ministerio. Si lo hacemos el Señor se asegurará que la gloria futura sobre nosotros será mayor que la primera, ¡nuestro futuro será más glorioso que nuestro pasado!
Salmos 85:9 (RVR60) — 9 Ciertamente cercana está su salvación a los que le temen, Para que habite la gloria en nuestra tierra.
Esdras 3:12 (RVR60) — 12 Y muchos de los sacerdotes, de los levitas y de los jefes de casas paternas, ancianos que habían visto la casa primera, viendo echar los cimientos de esta casa, lloraban en alta voz, mientras muchos otros daban grandes gritos de alegría.
Hageo 2:3 (RVR60) — 3 ¿Quién ha quedado entre vosotros que haya visto esta casa en su gloria primera, y cómo la veis ahora? ¿No es ella como nada delante de vuestros ojos?
Ezequiel 43:5 (RVR60) — 5 Y me alzó el Espíritu y me llevó al atrio interior; y he aquí que la gloria de Jehová llenó la casa.
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Ana Fonseca
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