A través de todos los tiempos gobernantes van y gobernantes vienen. Cada uno deja su legado de bendición o de maldición, de pobreza o prosperidad, de moralidad o de inmoralidad, de corrupción o integridad, etc.
Pero debe quedar claro, que según las escrituras, tanto a unos como a otros, es Dios el que les ha concedido el cetro de autoridad. A algunos ciertamente para juicio y para destrucción por causa de los mismos pecados de la nación.
Y a otros, Dios los sienta en la silla de poder para establecer su propia justicia a través de ellos. Es por eso que cómo está escrito:
“Todos deben someterse a las autoridades públicas, pues no hay autoridad que Dios no haya dispuesto, así que las que existen fueron establecidas por él. Por lo tanto, todo el que se opone a la autoridad se rebela contra lo que Dios ha instituido. Los que así proceden recibirán castigo.
Porque los gobernantes no están para infundir terror a los que hacen lo bueno, sino a los que hacen lo malo. ¿Quieres librarte del miedo a la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás su aprobación, pues está al servicio de Dios para tu bien. Pero, si haces lo malo, entonces debes tener miedo. No en vano lleva la espada, pues está al servicio de Dios para impartir justicia y castigar al malhechor.”
Romanos 13:1-4 (NVI-S)
Reconocer esto es vital para todos los ciudadanos de un país; para darse cuenta que cuando Dios levanta a un justo, a alguien que está dispuesto a permitir que Dios gobierne a través de él, es porque el corazón de Dios está lleno de deseo de bendecir a esa nación.
Cuando un justo gobierna, se producen cambios favorables no solo para unos cuantos privilegiados y allegados de tal gobernante, sino que cuando un gobernante justo gobierna, este rige su mandato con misericordia.
“La misericordia y La Verdad sostienen al rey; su trono se afirma en la misericordia.” Proverbios 20:28
La misericordia practicada con imparcialidad, principalmente bendice al necesitado. Cuando un justo gobierna no solo está motivado por la misericordia sino por su enorme deseo de agradar a Dios.
“El rey que juzga al pobre según la verdad afirma su trono para siempre.”
Proverbios 29:14
¿Y cuál es la verdad? Sino la establecida por Dios mismo, quien manda a los gobernantes a ocuparse del pobre; e ahí la importancia de que un justo gobierne.
Porque cuando un justo gobierna con humildad de corazón, busca su sabiduría en Dios y no es sabio en su propia opinión.
“Yo, la sabiduría, convivo con la prudencia y poseo conocimiento y discreción. Quien teme al Señor aborrece lo malo; yo aborrezco el orgullo y la arrogancia, la mala conducta y el lenguaje perverso. Míos son el consejo y el buen juicio; míos son el entendimiento y el poder. Por mí reinan los reyes y promulgan leyes justas los gobernantes. Por mí gobiernan los príncipes y todos los nobles que rigen la tierra.”
Proverbios 8:12-16
“Más vale joven pobre pero sabio que rey viejo pero necio, que ya no sabe recibir consejos.”
Eclesiastés 4:13
Bendita es la nación que es gobernada por un justo escogido por Dios. Sus recursos serán administrados con justicia y equidad y no en placeres vanos.
“¡Ay del país cuyo rey es un inmaduro, y cuyos príncipes banquetean desde temprano! ¡Dichoso el país cuyo rey es un noble, y cuyos príncipes comen cuando es debido, para reponerse y no para embriagarse!”
Eclesiastés 10:16-17
Cuando un pueblo elija a un justo para que le gobierne, le prospera y lo hace sentar en la silla de poder, está asegurando su propio bienestar y el de los suyos.
“Cuando los justos prosperan, el pueblo se alegra; cuando los impíos gobiernan, el pueblo gime.”
Proverbios 29:2
Es por eso que a la hora de elegir, decidir por un gobernante justo será la mejor elección de su vida. Porque los justos actúan y toman sus decisiones bajo el temor del Señor, como el que quiere agradar a Dios y no a los hombres.
“¡Dichoso el que siempre teme al Señor! Pero el obstinado caerá en la desgracia. Un león rugiente, un oso hambriento, es el gobernante malvado que oprime a los pobres. El gobernante falto de juicio es terrible opresor; el que odia las riquezas prolonga su vida.”
Proverbios 28:14-16
Finalmente, cuando un justo gobierna, será la misma nación que disfrutará de las bendiciones del cielo, con las que Dios ha determinado bendecir a la nación que es sensible a su voluntad.
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Rosalba Hernández

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