Al inicio fue un poco extraña porque solo te queda confiar en Dios de que todo estará bien.
Por qué esto? La historia va desde septiembre del 2017 cuando nos dimos cuenta que íbamos a ser papás por primera vez. La emoción fue muy grande ya que los dos lo estábamos esperando. Pero la historia iba a ser distinta ya que Dios decidió llevarse a nuestro bebito a los 3 meses de embarazo. Lo que quedó grabado en mi corazón fue lo que nos dijo el doctor: «Lo que puedo decir es que este bebé vino, limpió y preparó el camino para el próximo bebé.» Al tiempo entendí que esto era de parte de Dios. Esto porque mi cuerpo había generado una “mutación” y que al tener ese embarazo el cuerpo se la pago y desecho al bebé, así mi cuerpo quedó limpio. Me enojé con Dios? Si! Como ser humano en mi corazón de momento hubo un gran enojo pero con el tiempo entendí que Dios es soberano y que solo me quedaba depender de El. Dios sabía lo que estaba haciendo en mi aunque de momento yo no lo entendiera. Mi primer bebé preparó el camino para el que venía. ¡Dios y sus planes!
Y así después de cierto proceso donde tuve que soltar muchas cosas Dios se lució y una vez más experimente su gran perfección; el 15 de agosto del 2018 (día de la madre en Costa Rica) El me dio la mejor sorpresa… ¡el examen salió positivo! Seria mamita por segunda vez.
Mi corazón casi explota de felicidad porque Dios lo hacía de nuevo. Me daba el regalo de ser madre por segunda vez.
Y aquí es donde la situación fue extraña porque tenía que confiar en que esta vez todo estaría bien. Otra vez tenía el reto de dejar todo en sus manos. En ocasiones eso se vuelve extraño porque nada puedes hacer, solo confiar y confiar muchas veces es difícil. Y así fue, ya que a mi semana 36 de embarazo con un varoncito en mi panza puedo decir que Dios ha sido más que bueno. He tenido un embarazo hermoso. Con muchísimos cambios y retos pero al final hermoso.
No se si a todas les pasa pero el hecho de darte cuenta de que hay un ser creciendo dentro de ti todo tu mundo cambia. Cuando lo ves por primera vez en un ultrasonido solo puedes pensar en lo maravilloso que es Dios pero nada como cuando lo sientes por primera vez y entiendes que ya hay una personita que depende de ti, de todos tus cuidados.
Para mí cada movimiento, cada patadita es como Dios recordándome todo su gran amor.
Las palabras no me alcanzan para describir todo lo que significa este embarazo para mi. Escuchar su corazón, ver como semana a semana crece es hermoso.
Y lo mejor es ahora cuando sabes que ya falta tan poquito para ver su carita por primera vez.
Definitivamente Dios nos ha hecho muy fuertes y nos ha dado el mejor regalo. Somos privilegiadas de que una personita se esté formando dentro de nosotras. Dios nos ha dado la capacidad para esto. Somos más fuertes de lo que pensamos. Esto también es parte de mi crecimiento como mujer. Aquí estoy alcanzando una nueva área en mi vida y eso me hace feliz.
Ahora no me imagino mi vida sin Gabriel y más pensando en todo lo que viene. Ya quiero verlo y disfrutar junto a mi esposo cada etapa de su vida.
¿Quienes somos nosotros para decir que no a algo tan hermoso que Dios nos dio? Solo quiero verlo crecer y ver como alcanza todo lo que Dios ha preparado para el.
Como todos nosotros (adultos) ellos también tienen derecho. Derecho a nacer y cumplir lo que Dios ha preparado para ellos. Hay un hermoso camino que tienen que recorrer.
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