Lim Hiyeon-Soo, fue sentenciado por el país con mayor persecución a los cristianos
- El líder religioso confesó que había cometido el crimen de difamar la dignidad y la dirigencia del país socialista.
- El fallo se produce después del fracaso de unas inusuales conversaciones de alto nivel entre las dos Coreas.
Corea del Norte decretó cadena perpetua con trabajos forzados al pastor canadiense de 60 años Lim Hiyeon-soo, cabeza de la mega iglesia Light Korean Presbyterian Church de 3.000 miembros en Toronto, Canadá. Fue detenido desde enero del año pasado bajo la acusación de espionaje y acciones rebeldes contra el régimen de Kim Jong Un (presidente de la Comisión Nacional de Defensa norcoreana).
Según la agencia oficial de noticias de ese país, (KCNA), el tribunal determinó la culpabilidad de Lim por “dañar la dignidad de la dirección suprema y el sistema social de la República Popular de Corea”. Se le obligó a confesar ante una pequeña congregación (Pyongyang’s Pongsu Church, una de las 4 iglesias del estado que defiende la libertad de religión, pero la prohíbe), un mensaje donde Lim decía: “El peor crimen que cometí fue precipitadamente difamar e insultar la dignidad más alta y el sistema de la República”, declaración que fue grabada en un video y difundida por el mismo gobierno norcoreano.
KCNA, confirmó la decisión de la corte diciendo que el condenado se vio obligado a confesar el delito de conspiración. “El acusado Lim, admitió todos los cargos en su contra, incluyendo difamación viciosa de nuestro sistema y nuestra dignidad suprema, así como conspirar para derrocar nuestro Estado”, cita la agencia.
La familia de Lim, residente en Canadá, insistió en la inocencia del pastor, cuya visita a Corea era para hacer obra social y ayudar a los necesitados. Se le pidió asimismo a la diplomacia canadiense que actuase para su liberación, pero Canadá suspendió las relaciones diplomáticas con Corea del norte en el 2010. «Canadá está consternada por la excesivamente dura sentencia proferida contra el señor Lim, particularmente considerando su edad y su frágil salud», señaló un portavoz de la cancillería canadiense. Al parecer, el pastor había visitado a los norcoreanos más de 100 veces desde 1997 y había ayudado a establecer un orfanato y un hogar de ancianos.
Tiempo después de su arresto, en agosto fue donde lo obligaron a entrar en la iglesia Pongsu para confesar “sus crímenes” delante de la congregación, pues a los ciudadanos extranjeros detenidos se les obliga en general a confesar públicamente sus “crímenes”, siguiendo un guion muy elaborado, para obtener eventualmente su libertad. El fiscal incluso pidió la pena de muerte para el canadiense ante la Corte Suprema, alegando que el crimen del religioso merecía el castigo más severo, pero el tribunal rechazó la recomendación.
Ahora la agencia noticiera utiliza el caso del pastor para amenazar a otros religiosos que tratan de evangelizar a la población del país. “El juicio demostró una vez más el destino miserable que le espera a la gente como Lim, los seguidores de los regímenes estadounidenses y surcoreanas, que constantemente traten de destruir nuestro sistema socialista y de difamar a la dignidad suprema de nuestra república sagrada”, dice KCNA.
Desconfianza hacia los religiosos
El régimen comunista de Pyongyang mira con mucha desconfianza a los misioneros extranjeros, a pesar de que autorice a algunos a trabajar en misiones humanitarias. En los últimos años fueron detenidos varios religiosos cristianos, en su mayoría estadounidenses de origen coreano. Algunos pudieron regresar, gracias a la intervención de políticos norteamericanos de primer nivel.
La libertad religiosa está contemplada en la Constitución norcoreana, pero en la práctica es inexistente. Las actividades religiosas están estrictamente reguladas y limitadas a organizaciones reconocidas por el gobierno. Los religiosos extranjeros detenidos en Corea del Norte se exponen a elevadas penas de cárcel, o pueden servir también de moneda de cambio para obtener concesiones o alguna visita de algún importante representante extranjero.
Así, en noviembre de 2014, Kenneth Bae, un ciudadano estadounidense de origen coreano, al igual que Lim, fue liberado después de ser condenado a 15 años de trabajos forzados. Este misionario evangélico fue condenado por conspirar contra el régimen norcoreano. Fue liberado junto a otro estadounidense, al término de una misión secreta efectuada en Pyongyang por el jefe de la inteligencia norteamericana, James Clapper.
No hay ninguna duda de que el gobierno de Kim Jong Un es resistente a los misioneros que entran en el país y distribuyen Biblias. Los cristianos continúan siendo perseguidos en Corea del Norte. Muchos han sido sentenciados a trabajos forzados bajo los cargos de división, pues el país vive sometido al culto del líder supremo.

El Camino

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