El pasado mes de agosto representó para el pueblo costarricense, una temporada de festejo para las mujeres que tienen el privilegio de ser madres. Paradójicamente, a pesar que el comercio utiliza este mes para ejercer presión sobre los consumidores, a la vez, se recuerda la importancia de honrar a las mujeres valientes, que cumplen este papel transcendental para la base de la sociedad.
Las condiciones de las madres costarricenses han cambiado vertiginosamente, al mismo paso de una sociedad que transforma su visión con respecto a la mujer y su desempeño en los diferentes sectores sociales. Ante este panorama, vale la pena realizar una radiografía nacional, sobre los logros alcanzados, en el apoyo a este sector, así como lo que debe mejorar.
Según la última encuesta Nacional de Ingresos y Gastos, publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en el año 2014, los hogares dirigidos por mujeres alcanzaron un 36%, lo cual significa un importante avance numérico en relación con el estudio realizado en el año 2004 y su anterior en el año 1988.
Según el INEC, dentro de las principales causas, se encuentra la definición que los encuestadores utilizan a la hora de abordar los miembros de las familias, cuando desean conocer quién representa el jefe o jefa de su hogar, pues el primer criterio que procesa generalmente el entrevistado, es indicar la persona que ejerce liderazgo dentro de su casa; a pesar que la familia si cuente con el padre de familia.
Otro factor influyente, en los datos arrojados, es que las mujeres poseen una esperanza de vida mayor a la de los hombres y cuando existe una separación entre las parejas, generalmente la mujer se queda con los hijos; además que se está enfrentando un cambio de cultura que no encuentra inconveniente en declarar una mujer como “jefa de hogar”.
Sin lugar a dudas, las cifras demuestran un alto número de mujeres, que con valor administran su hogar, sin otro apoyo; no solamente desempeñando su papel familiar, sino como proveedoras económicas e incluso intentando cumplir con el espacio que muchos hombres han menospreciado al abandonar su posición como padres.
Ante cifras tan altas de este comportamiento social femenino, es importante conocer si el gobierno se encuentra implementando las medidas necesarias para brindar apoyo a este sector. Sin embargo, al conocer las estadísticas, es notorio que el escenario no es el más alentador y las políticas estatales no propician el acompañamiento oportuno a las madres costarricenses, jefas de hogar y proveedoras de sus familias.
Un ejemplo de la falta de apoyo, por parte del estado, se encuentra representado en el descuidado proyecto “Red de Cuido”, que en un inicio generó excelentes resultados y en los últimos años ha sido desamparado, cuartando la posibilidad a las madres jóvenes, de continuar con sus estudios y desempeño laboral.
Otro factor que ejemplifica esta situación, son las brechas de desigualdad que aún se encuentran latentes en el país, pues nadie es ajeno a la realidad que enfrentan las madres profesionales a la hora de solicitar empleo, pues en muchas empresas aun cuestionan la opción de contar con un buen recurso humano, por el temor de enfrentar futuras incapacidades por embarazo o los permisos que requerirán en ocasiones, para atender a sus hijos. La maternidad, continua siendo un estereotipo para muchos, ante una población que requiere con urgencia, ser educada.
Las mujeres madres de familia son trascendentales para una sociedad, no solamente por su papel preponderante en el desarrollo de los individuos, sino también por su capacidad de ser las piezas principales en el crecimiento poblacional. El gobierno está en la obligación de propiciar medidas, que impulsen su desarrollo económico, profesional, emprendedor y personal.
La tasa de natalidad costarricense se dirige a la baja, las encuestas y estudios realizados indican que los matrimonios hoy en día prescinden de tener un alto número de hijos, a diferencia de como se presentaba la situación en el pasado; estas decisiones pueden desembocar en preocupantes resultados para la población, por lo que es necesario que las mujeres sientan un mayor respaldo a la hora de tomar la decisión de convertirse en madres.
Se requieren nuevos programas de emprendimiento, que impulsen a las mujeres y les capaciten para colocar sus propios negocios; se deben mejorar las oportunidades para cuido de niños, que apoyen a las madres solteras que no cuentan con el respaldo de sus familias y requieren laborar para el crecimiento económico de sus familias.
Se necesitan leyes que amparen a las madres costarricenses, en materia laboral y les allanen el camino, permitiéndoles colocarse en puestos de autoridad, de igual manera que los hombres y además, es trascendental, educar a la sociedad con el fin de promover una mentalidad de mayor respeto y apoyo a este sector femenino.
Las madres son piezas claves en la construcción social, las mujeres que asumen el reto de convertirse en mamás, son fundadoras de pueblos y naciones, pues gracias al don que poseen, de dar vida, se convierten en directoras del futuro. Bendecimos a las madres costarricenses y deseamos que el Señor les continúe fortaleciendo para emprender día con día, su importante función.
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