¡Vivan siempre el trabajo y la paz!, es la frase con la cual los costarricenses finalizan con orgullo las estrofas del himno nacional del país. Y es que esa es la esencia de este territorio de 51 100 km². Es la tierra de la “pura vida”, del gallo pinto con huevo en la mañana, la zona de las tortillas con queso y el café chorreado para tertuliar con los amigos. Es este el país ¡pura vida!, donde su población logra crear un chiste para cada circunstancia de su vida, buena o mala. Conocidos por ser buenos hospedadores del extranjero y por lo verde de sus montañas y el azul de sus mares.
Es hermoso sentarse a conversar con un adulto mayor, esos que son “toda una escuela”, que se saben las historias más interesantes y conocen a profundidad las raíces del país, los tiempos en los que el café se convirtió en el “grano de oro”, porque aportó crecimiento y desarrollo en todas las esferas de la nación.
La vida para el campesino, años atrás, era sencilla, sin complicaciones. No tenían tabletas con miles de opciones modernas, pero a la par de un pan casero, desarrollaban conversaciones y conexiones aún más profundas con sus familiares, que las que hoy en día se ven en la mesa de un restaurante, donde todos se encuentran mirando su celular.
Esa Costa Rica ha cambiado radicalmente, pero no solamente en sus costumbres, también tristemente los femicidios han aumentado, la violencia se incrementó según datos del Organismo de Investigación Judicial. Para muestra un botón, la última campaña electoral resaltó esta realidad y vino a presentar solamente la punta del Iceberg de una problemática que viene gestándose hace años.
Es inaceptable leer comentarios cargados de odio, intolerancia y amenazas en redes sociales, es inadmisible que el pueblo costarricense no acepte que otra persona difiera en su opinión. Pedimos a Dios, que luego del 1 abril, regrese la Costa Rica genuina, la que vive en una democracia, donde no cabe la agresión ni los ataques de desprestigio, la que entiende que son momentos para unir y no para dividir, pues la situación es mucho más seria, de lo que presentan los “memes” en espacios digitales. Que se pueda volver a cantar con orgullo: ¡Viva siempre el trabajo y la paz!
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