No importa tu circunstancia!

La bendición de procrear no importa bajo la condición que sea.

 

Todas las mujeres tenemos una historia detrás de un embarazo. Algunas son hermosas, otras por las circunstancias un poco dolorosas, pero todas tenemos una historia que contar.

Antes de hablar de mi experiencia, quiero llevarla a la palabra de Dios y enseñarle  lo que Dios piensa de cada mujer a la que le da la bendición de procrear vida. A los seis meses, dice la biblia en Lucas 1:26 que Dios envió al ángel Gabriel a Nazaret, pueblo de Galilea a visitar a María, una joven virgen que estaba comprometida para casarse con un hombre llamado José. El ángel se acercó a ella y le dijo: Tú, has recibo el favor de Dios. El señor está contigo: Quedarás encinta y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús.

Qué fue lo que le dijo el ángel a María? Has recibido el favor de Dios, ésas fueron sus palabras después de saludarla. Hoy me pregunto,  cuántas mujeres están pensando todo lo contrario a estas palabras, cuántas se cuestionan estas palabras y piensan que jamás pueden ser favorecida por quedar embarazada, cuando nunca fue una decisión meditada y menos voluntaria. Hoy puedo decirte con seguridad que no importa la circunstancia en que sucedió, Dios hoy quiere que sepas que fuiste favorecida por el fruto del vientre que llevas en tus entrañas, porque no se trata de la circunstancia en que fue engendrada esa criatura, ese bebé no merece ser rechazado, incluso Dios no rechaza esa criatura, porque aunque el hombre pone el esperma, el aliento de vida lo da Dios.

Desde que recuerdo, siempre quise ser madre y una vez casada ese anhelo fue creciendo en mi corazón, sin embargo, mi esposo aún no sentía  fuera el tiempo, no solo para su vida, sino para nuestro matrimonio, por lo que tuvimos que atravesar diferentes procesos en Dios y un tiempo de 5 años para quedar embarazada.

Recuerdo que una madruga, me levanté a orar y ese día estando a solas con Dios en el cuarto, clamé a él para que volviera sus ojos sobre mi vientre y me diera la bendición de ser madre, y en ese momento sentí como la presencia de Dios me envolvió dándome la convicción que ello sería realidad.

Para ese momento mi esposo y yo teníamos meses de no planificar, adicionalmente, ambos atravesábamos lo que ha representado la mayor prueba en nuestro matrimonio y en nuestro ámbito laboral y profesional, a raíz de ese momento difícil en nuestras vidas, y sobre todo en mi vida profesional, sufrí de altos niveles de stress que no solo provocaron en mi vida una incapacidad sobre mi salud emocional, sino que mi menstruación se paralizó, dejando de menstruar durante aproximadamente un año y medio. A pesar de esa condición especial de salud, esa madrugada, sentí como la presencia de Dios llenó mi espíritu de fe para creer que lo imposible podría ser posible aún sin visitar a un médico y recibir tratamiento alguno. A los días, me vino un sangrado como de menstruación normal y al siguiente mes sangre por dos días y fue cuando al realizarme una prueba de embarazo me di cuenta que tenía 7 semanas de embarazo.

Así inició, a mis 38 años de edad, la etapa más hermosa que hasta ahora he podido experimentar en mi vida. Con seis meses de embarazo en este momento, he podido sentir a mi bebé dentro de mi, siento sus movimientos, sus pataditas, el amor que va creciendo dentro de mi interior y sin duda alguna, el sentimiento más hermoso, lleno de ternura, de protección y de amor que se puede experimentar en la vida.

Sin embargo, dentro de mi historia, puedo decirles que estuve consciente de esta decisión, porque la soñé, la busqué y la clamé con todas mis fuerzas a Dios. Pero de esa misma manera, entiendo como muchas mujeres  no han tenido el mismo deseo que yo, y por razones distintas, algunas dolorosas, quedaron embarazadas. Me pregunto, cuántas mujeres están pasando en este momento por este proceso, el cual nunca buscaron, nunca desearon y nunca planearon. Te has cuestionado si tener a tu bebe es lo mejor, incluso has valorado ya el aborto?

Detente mujer!! Reflexiona un poco en cuanto a esos pensamientos que ahora están en tu mente y que llevas hasta tu corazón, porque esos pensamientos son producto de circunstancias por las que atravesaste y te llevaron a eso. Muchas son producto de relaciones sexuales fuera del matrimonio, otras de una relación casual con alguien, quizás otras producto de un descuido en su método de planificación y otras más dolorosas como aquellas que fueron producto de un ataque sexual.

No importa bajo que circunstancia quedaste embarazada, aunque no haya pasado personalmente por ese proceso que provoca muchos sentimientos como el dolor, el enojo, la frustración y hasta la culpabilidad; si puedo decirte lo que he experimentado en mi fe cristiana y es la sanidad del alma y de las emociones, esa sanidad espiritual que solamente se adquiere a través del amor de Dios, la capacidad que él nos da para superar estos eventos de nuestra vida nos permite dejar el pasado atrás y construir un nuevo futuro con la vida que está creciendo dentro de ti.

Cuando en las peores condiciones como las de una violación, una mujer queda embarazada, el bebe se convierte en un fruto inocente de una acción brutal ejecutada por un agresor sexual. Y sin embargo, esa circunstancia no puede ser llamada a consideración para acabar con la vida del bebe, pues seria tanto como decir que un veneno hay que combatirlo aplicando otro veneno, una criatura bajo las condiciones que sean fue creado por la mano poderosa de Dios y a partir de ese momento él diseña un propósito de vida para esa persona aquí en la tierra.

Es por eso que se vuelve absurda la justificación hoy en día de muchos que alegan que el aborto no se trata de principios y de valores, o de un tema espiritual, sino de políticas públicas de salud, porque nunca podremos dejar de valorar la vida misma como un regalo que Dios le da al hombre, y así como él es el único que da la vida, también es el único que la puede quitar, por tanto, ninguna persona en esta tierra tiene la autoridad delegada por Dios para quitar la vida de un ser humano, tanto así que la biblia lo condena y la sociedad lo sanciona por medio de diversos instrumentos jurídicos, y a pesar de los esfuerzos de una sociedad apartada del conocimiento de Dios para maquillar estas muertes mediante la legalización del aborto bajo determinadas circunstancias, lo cierto es que razones de peso existen para que quienes profesamos la fe cristiana estemos en desacuerdo con este tipo de acciones y creemos firmemente que Dios puede sanar el alma y el corazón de una persona que ha sufrido este tipo de situaciones y sea posible que su vida tome un rumbo diferente a la idea de suprimir simplemente al ser humano  que lleva dentro.

Desde nuestra fe cristiana, la vida humana es el valor primario en la escala de valores éticos que debe ser salvaguardado siempre por la sociedad. Cuánto mas protección deben tener aquellas vidas que por su condición de vulnerabilidad están desamparadas porque no pueden defenderse por si mismas, porque no pueden hacer valer sus propios derechos al no tener en ese momento voz para gritarlo al mundo.

Eres tú amada amiga, amada madre, quien en primer momento tiene la obligación de proteger esa vida, entendiendo que el embrión o feto es un nuevo ser humano dentro del vientre de la madre que va creciendo y desarrollándose en la medida que pasan los nueve meses de embarazo, es desde el momento de la fecundación del óvulo con el espermatozoide que esa criatura adquiere vida con factores genéticos humanos que lo harán único e irrepetible, porque no existe sobre la faz de la tierra una persona que pueda tener la misma huella digital de otra y ésta formación se produce y desarrolla desde el momento mismo en que inicia el proceso de vida de este ser humano dentro del vientre materno.

Decídete a decirle hoy SI A LA VIDA,  atrévete a dar una nueva oportunidad de vida a ese hombre o mujer que saldrá de tu vientre, porque sin duda alguna, cuando Dios marca la vida de una persona la diseña con un propósito divino para cambiar el destino de una nación. La mejor herencia que puedes impartir es a través de la maternidad, porque ahí tendrás la oportunidad de educar con dignidad, levantando hijos de provecho para la sociedad, educando con sabiduría y amor, señalando el camino y el futuro prometedor de una persona con un destino establecido por Dios.

 Hoy quiero recordarte que el favor de Dios está sobre ti, porque todo pasado negativo será transformado y sustituido por alegría, el dolor, la culpa, la vergüenza, el resentimiento se irán si así lo pides al Padre Celestial y decides bregar con esa circunstancia que ahora te agobia pues lo que tu pasaste no tiene que ser soportado por la nueva vida o criatura que se forma dentro de tu interior.

Salga de ese pasado que la atormenta, decida renunciar a todo sentimiento de culpa, odio o resentimiento, perdónese si sus decisiones la llevaron a eso, y perdone a quien la llevó a adquirir esa condición de embarazo en la que estas hoy, no existe otro camino que el perdón y la sanación, no existe otro camino ni siquiera el aborto será la solución correcta y menos la decisión que puedan traer la paz que necesitas para superar un evento de estos, por lo que todo sentimiento de rechazo, vergüenza o culpa se debe de ir, para que puedas ser libre de toda contaminación y darle paso a la mayor bendición que hay en este momento sobre tu vida.

Piensa en que ya eres madre, que ese bebé no tiene culpa alguna de las decisiones de terceras personas, es simplemente la consecuencia de un acto, que puede ser restaurado a través de la sangre de cristo, hoy tienes una gran bendición dentro de ti y debes restaurar tu vida y tu espíritu para que impartas con sabiduría y amor la educación y formación que tu bebé necesita de ti.

Solo con la ayuda de Dios podremos encontrar la felicidad, la cual se adquiere cuando experimentas el gozo y la paz que solamente el amor de Dios puede dar, date la oportunidad de ser transformada, de recibir el conocimiento de la palabra de Dios en tu vida, para que esas palabras de bendición establecidas en las escrituras, sean el sustento diario que te permita impartirle a tu hijo (a), y que puedas crear hijos conforme al corazón de Dios.

 

 

 

 

 

 

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Karolina Martínez

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